lunes, 21 de enero de 2013

Inclemencias

Ya lo dice la misma  palabra de inclemencia, referida al tiempo, falto de clemencia, y de ello te das cuenta cuando el ánimo está un poco bajo. En otros momentos más eufóricos la puntual lluvia, el sol huido, el mar embravecido y el viento desabrido pueden hasta ser tonificantes y banda sonora y gráfica de momentos acogedores, especialmente los del recogimiento en la lectura. Pero si ese día no estás especialmente reconfortado con la Vida, los elementos de naturaleza dichos, son adversos y mal venidos.
Con el mar he de reconocer mi excesiva exigencia, pues todo mar que no pueda penetrar me desasosiega sin remisión, y el del 19 y 20 de enero sólo ha sido penetrable a la vista y al sucinto chapuzón, pero no navegable, y hasta el baño en la orilla era un descoyuntamiento del cuerpo, por la fuerza de los rompientes. Finalmente el domingo 20 acabó saliendo el sol, pero la bravura de las olas y del viento prosiguió, y no hubo más incursión que la carrera por la arena y el puntual baño.
domingo 20 de enero: al menos dejó de llover y acabaría saliendo el sol

lunes, 7 de enero de 2013

Amanecer de invierno con cara al sol

No utilizaré el calificativo de primaveral para definir el día de Reyes de ayer,sería tanto como dar excepcionalidad a un soleado y más que templado día.Tampoco soy yo el más indicado para ello, ya que aclimatado al baño en invierno, aunque haya perdido la juventud lo soporto con poco blindaje en el equipo, igual que necesito escasísima ropa de abrigo en el normal deambular.
El amanecer se merecía no menos atención que el atardecer. Transmite más energía que el ocaso, y no menos serenidad, aunque ésta sea una serenidad vibrante y tónica, no la  lánguida y apagada del crepúsculo.Por eso se compuso el Cara al Sol y no el Cara a la Sombra.
Poco después de las 8 [ entre 8,09-8,20]el día amanecía así, y al igual que en los atardeceres de invierno respecto a la puesta de sol, también ahora aquí el sol despuntaba por el mar:

Y para variar, nada más satisfactorio que fabricarse algo con restos traídos por el mar. en este caso, un perchero de pie con una rama.

miércoles, 2 de enero de 2013

Última noche ....Primer atardecer

Hay quien se escandaliza o apena que uno pase una Nochevieja solo. Si hay alternativa es cuando la soledad es una elección y no una imposición a la que uno tenga que resignarse con mejor o peor cara.
Distribuir el último día del año según tu antojo : bricolaje carpintero con ramas traídas por el mar, carrera por la playa, baño y remada en el solitario litoral de un agua inmaculada, con tarde de lectura y cena a la lumbre, no es un mal plan. Sentado ante el fuego  para hacerte la cena y calentarte  es suficiente compañía, preferible a soportar a algunos humanos, que reciprocamente también se libran de aguantarme a mi.

La mañana del Año Nuevo careció del adorable sol de invierno,lo que no me privó de mi intemperie playera y baño. Pero  por la tarde el sol despertó y se reivindicó placidamente hasta su ocaso; hipnotizando al mar que se amodorró a la vez que se adormecía el día y se iba la luz.
 Al filo de las 17,30 así se podía ver languidecer la tarde en el poniente invernal , que está en esta época en el mar, ya que más adelante cae tierra adentro.
Sí, en otoño reivindico éste,pero los inviernos de aquí no dejan de ser tampoco adorables desde que hace años que me aclimaté al mar como si del verano se tratase, con la ventaja de usar de éste y de la playa casi en monopolio y exclusividad.
Sí la playa es una multipropiedad que en invierno utilizamos muy pocos propietarios.