Desde mis ventanas

¿Cuantas horas he pasado en el despacho en el que este año hace 25 años que estoy?

Aunque ultimamente el trabajo me depare muy pocas satisfacciones, el cariño a las cuatro paredes y al mismo sillón donde he ido envejeciendo crea un vínculo de afecto a pertenencias que sin ser tuyas, tienes como tales. Hasta el punto que el sillón de la mesa es la butaca en la que sin rival más cómodo me encuentro, y que motiva incluso que como ahora y siendo  un viernes de agosto no haya huido aún del trabajo a las 16,10 horas.
Buenos y malos momentos pasados. Yo me iré pero en ese espacio pasé un cuarto de siglo y es casi seguro que nadie pueda estar después tanto tiempo. Me guardo de comentar los mejores momentos y los peores, y que para bien y para mal siempre tendré presentes.

 Tanto es el tiempo pasado en la estancia cuya ventana estoy viendo, que al día de hoy no exagero si digo contabilizar mas horas que en mi propia casa, que solo es vacacional y de fin de semana.

fotos:  1927      1952

En la otra ventana que también estoy viendo ahora, solo vivo desde febrero de 2007, pero al fin y al  cabo es mi domicilio habitual y aunque las vivencias solo se refieren a mi mismo, le guardo el cariño de ser mi mínima pero voluntaria morada. Y si vivo en ella es por propia elección.