domingo, 12 de febrero de 2012

Al final del día, al final de la semana, al final de..



Hago recuento de la semana y me doy cuenta de que contrariamente a lo que siempre se predica cuando parece que te imponen el desamor,la despedida y el final; lejos de cambiar de hábitos y de lanzarme a la sociabilidad radicalizo mis soledades.Descontando el sábado en que cambié de escenario, veo que el resto de las 6 tardes de la semana he hecho exactamente lo mismo, y en el mismo y acotado encierro.Sí, la lectura a partir de ciertas dosis ya es aislamiento y evasión de la realidad.
No sé por qué me vino hoy a la memoria el monólogo del final de esta entrañable película. Creo que merece trascribirlo y no solo oírlo:
"...y miro hacia el Norte y vuelvo a pensar que ojalá repartieran dos vidas a cada hombre , y a cada mujer.
Al final del día atravieso en coche la ciudad de Charleston, y mientras cruzo el puente que me lleva a casa, noto que unas palabras me brotan de dentro..No puedo detenerlas, ni sé por que las digo.Pero al llegar a lo alto del puente esas palabras llegan a mi en un susurro. Las digo como una oración, como un lamento , como una alabanza. Digo:..."


Yo no digo nada, yo lo pienso. En realidad Nick Nolte tampoco lo dice, solo lo piensa.